Aquí somos unas sílfides

¡Buenos días des de New York!
Hoy vamos tarde, lo sabemos, pero necesitamos descansar un poco antes de salir otra mañana más a la jungla neoyorkina.

 El día de ayer empezó con un desayuno americano,  a cargo de Sergi y Lorena, pero... tenía tanta hambre que salí rapidísimo de la habitación y se me olvidaron las camisetas, así que otra mañana será la foto de patrocinio.
Por cierto, el desayuno espectacular. Huevos revueltos con patatas, verduritas y bacon (para Juan) o jamón dulce (para mi), además de dos tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de naranja y café.
 Con deciros que no volvimos a tener hambre hasta las 15h, queda todo dicho.

El plan de ayer era pasar un día de compras de Woodbury, una centro comercial de tiendas outlet así como La Roca Village, pero aquí en estados unidos, además de por el cambio al dólar, los precios son muchísimo más bajos. Así que cogimos un coche de alquiler, y nos pusimos en camino.

Conducir un coche automático por Nueva York así de buenas a primeras es un estrés, pero Juan es un tiaco y lo hizo genial.

Ayer era 'labour day', eso es que nadie trabajaba, y se notó, porque las calles a primera hora estaban más o menos 'tranquilitas'




 El camino del hotel a Woodbury dura una hora aprox, y aprovechamos para ver cosas nuevas, como un puente de dos pisos o auténticos coches de policía como esos de las pelis.

                             
 Para hacer más ameno el viaje, compramos unos chicles de canela (por cierto, están riquísimos!), y pusimos los cd's que nos habéis regalado.

 Y en un momentillo llegamos al centro comercial, que una hora después de que abriera sus puertas ya tenía el párquing casi, casi lleno.
Pero os hablo de un párquing enorme, pensad que para ir de un lado a otro había servicio gratis de autobús....

 Los precios de las marcas que aquí conocemos, allí son casi precios de Zara, y como además teníamos un montón de vales descuento nos volvimos locos y empezamos a comprar cosas

A las 15h nos entró el hambre, pero como había mucho que ver, comimos rapidillo. Un 'trocito' de pizza y una chocolatina de postre, ¡todo de dieta!















Después de comer mi marido ('my husband') me compró unos pendientes preciosos
y me siguió un rato por las tiendas de ropa de chicas. Lo que no sabía es que luego él se iba a pasar una hora y más probándose cositas, jajjja. Es que aquí somos unas sílfides. Él, la talla M, y yo, la talla S. Nos cabía todo, ¡y muchas cosas nos iban grandes! Así da gusto ir de compras...

 Y así estuvimos durante 10 horas en total, hasta que cerraron las puertas y cayó el gran diluvio. La vuelta fue un follón, primero porque pillamos caravana y no llegábamos a devolver el coche antes de que cerraran. Al llegar a New York, porque nos equivocamos al poner la dirección del hotel (en el GPS pusimos que estaba en New York en vez de en Manhattan), y nos metimos por unos barrios que tenían de todo, menos buena pinta.

Total, que al final, cuando llegamos a la oficina de alquiler de coches  ya estaba cerrada. Pero con todo los cansados que estábamos Juan sacó fuerzas, me dejó a mi en el hotel preparando esta foto (abajo), y él solito buscó una calle donde se pudiera aparcar hasta que devolviéramos el coche hoy.

Y eso fue todo por ayer . Sólo me queda agradecer a Guadalupe y a Vicente el patrocinio de este día de compras locas. ¡Gracias!