Boston to L.A. ¡Marineros a Bordo!

Ayer nos despertamos super prontito, porque teníamos que estar en el aeropuerto antes de las 6 para volar a Los Ángeles. Por suerte todo fue bien y llegamos a tiempo a todas partes.

El vuelo era de 6 horas de duración, pero como estamos un poco cansados y nos dormimos en todas partes, aprovechamos para recuperar horas de sueño.¡Gracias a Flavio y a Rosalia por este vuelo!





Por cierto, las vistas de las zonas desérticas desde tanta altura son impresionantes.

Al llegar al aeropuerto de L.A. vimos un autobús de Avis (empresa de alquiler de coche), y nos subimos corriendo, pensando que era nuestra compañía de alquiler. Pero al cabo de unos minutos a Juan se le ocurrió mirar el papel de la reserva, y se dio cuenta de que la había liado pardísima. Suerte que deslía las cosas igual que las lía, y cuando llegamos a la central de Avis consiguió que nos llevaran a nuestra compañía.
Una vez allí tocó decidir entre estos coches tan pequeños y manejables. Nos quedamos con el Dodge.






Gracias a Dani y a Rosa por el alquiler de este carraco. Con este coche seguro que iremos muy cómodos por los parques naturales que vienen estos días.


Y subidos en nuestro Dodge, con la sensación de ser más altos que cualquier otro coche, nos dirigimos a nuestro alojamiento en L.A. ¡Un antiguo crucero inglés, el Queen Mary! Qué pequeñita me sentía en la entrada del barco... Como llegamos al barco a eso de las 11 y nos dijeron que aún faltaba un rato para que tuvieran nuestra habitación, decidimos esperar haciendo los tours guiados que hay por el barco.
El primer tour se llamaba algo así como 'Los fatasmas del Queen Mary'. Aquí, entre mucha oscuridad, luces de miedo y unos efectos especiales un tanto cutrillos, nos contaron que este barco, crucero de Gran Lujo desde su inauguración en  1936, fue reclutado en la segunda Guerra Mundial como buque de carga del bando de los Aliados. Así que hubo allí unas cuantas muertes, y se dice que los espíritus de mucha gente quedaron atrapados en el barco.... A nosotros, el tour este nos sirvió, más que para miedo, para ver cosas a las que no se  puede acceder normalmente, como la piscina, o la sala de las calderas. ¡Qué sitios tan enormes!

El segundo tour hacía referencia al uso del buque en la segunda guerra mundial, y lo hicimos con este señor guía. Lástima que no vocalizara casi nada y nosotros entendiéramos aún  menos (nuestro inglés da para algo, pero si no vocalizan no hay nada que hacer)









Y en el tercer tour, que era de ver el crucero en general, nos tocó un guía bastante parecido a Eddy Murphy (también en edad), que además de entendérsele genial, cuando andaba hacia atrás hacía el Michael Jackson y ponía efectos especiales de voz a todo lo que decía. Jajja, qué risas que nos echamos.


 




 Finalmente nos dieron la habitación, preciosa, como se puede ver, y la cama  pasó mi prueba de la albondiguilla, así que era muy cómoda.



Ya por la tarde salimos a dar una vuelta en coche por L.A. Primero pasamos por la universidad del sur de california, y nos acordamos de Álex y de su máster.





Luego pasamos por el Staples Center, pero no vimos por allí a Gasol...


 


Y cuando ya se hizo de noche Juan me llevó al observatorio de Griffith. De los telescopios, pudimos ver casi nada, porque cuando llegamos ya estaban cerrando.



Pero dentro del edificio había una exposición muy bonita de la historia del universo, y la vista de la ciudad desde las terrazas del observatorio no tiene precio. Ojo con la manta que llevo. ¡Suerte que la tenía en el coche!, porque allí arriba hacía mucho frío, o al menos eso notaba yo... por más que Juan diga que soy una exagerada con el frío.




Nuestro día acabó dándole un caprichín al nene, cenar en el barrio japonés de Los Ángeles, Little Tokyo. La verdad es que los restaurantes que había no tenían nada que envidiar a los de Tokyo. Una cena riquísima para reponer fuerzas, que entre las visitas y el jet lack estábamos cansadísimos.



¡Mañana fotos de Venice Beach!